- La computación cuántica, aunque aún en desarrollo, avanza rápidamente y representa una amenaza estratégica para la ciberseguridad.
- Los ordenadores cuánticos podrían descifrar los métodos de cifrado actuales, exponiendo datos sensibles mediante ataques de 'cosechar ahora, descifrar después'.
- La mayoría de las organizaciones carecen de planes de ciberseguridad que contemplen la computación cuántica, a pesar de su potencial disruptivo.
La computación cuántica, una tecnología que hasta ahora se consideraba lejana, está experimentando avances significativos que la sitúan como una prioridad estratégica global. Inversiones gubernamentales y el desarrollo de chips especializados por parte de gigantes tecnológicos confirman esta aceleración. A pesar de ello, la percepción general y la preparación de la industria aún no reflejan la inminencia de su llegada.
A diferencia de los ordenadores clásicos que utilizan bits (0 o 1), los ordenadores cuánticos emplean qubits, capaces de estar en múltiples estados simultáneamente (superposición) y de influir unos en otros a distancia (entrelazamiento). Esta capacidad permite resolver problemas complejos de forma exponencialmente más rápida, incluyendo el descifrado de la encriptación actual. Si bien esto abre puertas a innovaciones en campos como la medicina y las finanzas, también supone un riesgo considerable para la seguridad de la información.
El principal temor reside en la capacidad de los ordenadores cuánticos para romper los algoritmos de cifrado que protegen la mayoría de los datos digitales hoy en día. Esto abre la puerta a ataques de 'cosechar ahora, descifrar después', donde la información cifrada se roba hoy para ser descifrada cuando la tecnología cuántica esté disponible. La falta de preparación es alarmante, con un bajo porcentaje de profesionales de TI que han integrado la computación cuántica en sus planes de ciberseguridad o que comprenden las normativas de cifrado post-cuántico. La adaptación a sistemas cuánticamente seguros se presenta como un imperativo estratégico para proteger la infraestructura digital.