- La industria del videojuego occidental enfrenta despidos masivos y busca adaptarse a los altos costes y cambiantes prioridades de los jugadores.
- Juegos virales de equipos pequeños demuestran que el éxito no siempre requiere presupuestos multimillonarios.
- La clave reside en crear experiencias divertidas y sólidas, independientemente de la duración o la vanguardia tecnológica.
La industria del videojuego occidental se encuentra en un momento delicado, con miles de despidos y una búsqueda constante de adaptación a los crecientes costes de desarrollo y las cambiantes prioridades de los jugadores. En este contexto, Meghan Morgan Juinio, quien fuera directora de desarrollo de producto en Santa Monica Studios, responsable de la saga God of War, ha señalado la necesidad de un cambio de rumbo. Juinio, tras su salida de Sony, critica la dependencia del "espectáculo" y los presupuestos desorbitados, argumentando que el modelo actual de desarrollo de grandes producciones es insostenible.
Juinio plantea una pregunta fundamental: "¿cómo volvemos a crear juegos buenos que sean divertidos de jugar de verdad?". Según su perspectiva, la diversión debe ser el pilar central, por encima de los gráficos más punteros o las bandas sonoras más aclamadas. "Mi opinión es que tiene que ser divertido primero. Puede tener el aspecto más bonito, la mejor banda sonora del mundo, puede ganar todos los BAFTA de audio y todo eso, pero si no es divertido, no vale la inversión, ya sean dos millones de dólares o 500 millones de dólares", afirmó. Esta filosofía contrasta con la tendencia actual de buscar el éxito a través de producciones masivas y costosas, sugiriendo que las grandes editoras deberían explorar vías más sostenibles y enfocadas en la jugabilidad.