• Los centros de datos requerirán 2,7 veces la demanda eléctrica actual para 2035.
  • Este aumento se debe principalmente al auge de la inteligencia artificial (IA).
  • Se prevé una presión significativa sobre las redes eléctricas, especialmente en áreas rurales.

Una nueva ola de demanda energética está impactando las redes eléctricas en Estados Unidos. Las proyecciones actuales indican que para finales de 2035, los centros de datos necesitarán 2,7 veces la electricidad que consumen hoy, lo que representa un aumento del 36% respecto a las predicciones de hace solo siete meses. La investigación de BloombergNEF señala que este incremento masivo está impulsado por la inteligencia artificial y podría someter a ciertas regiones a una presión inmensa, forzando una dependencia de la energía de zonas rurales a medida que las áreas urbanas se saturan. Las diferencias en las predicciones parecen originarse por un mayor número de centros de datos comprometidos pero aún no operativos, así como por el tamaño y la potencia de los proyectos propuestos. Actualmente, solo el 10% de los centros de datos consumen más de 50 megavatios de electricidad, pero se espera que esta cifra crezca considerablemente, con consumos medios que superarán los 100 megavatios en la próxima década. Este crecimiento exponencial plantea serios desafíos para la infraestructura energética existente.

El impacto de la IA en la demanda energética

La inteligencia artificial se ha convertido en el principal motor detrás de la expansión de los centros de datos y, consecuentemente, de su demanda energética. A medida que las capacidades de la IA evolucionan y se integran en más servicios y aplicaciones, la necesidad de procesar y almacenar grandes volúmenes de datos aumenta exponencialmente. Esto se traduce directamente en la construcción de más centros de datos y en la ampliación de los existentes, que requieren una cantidad considerable de energía para su funcionamiento. La creciente necesidad de potencia de cálculo para entrenar modelos de IA y ejecutar cargas de trabajo complejas es un factor clave en estas proyecciones.

Expansión de centros de datos y consumo

Se anticipa un crecimiento significativo en el número de centros de datos que superarán los 50 megavatios de consumo eléctrico. Si bien actualmente solo un 10% de estas instalaciones exceden este umbral, se espera que en la próxima década la media de consumo se sitúe por encima de los 100 megavatios. Esta tendencia subraya la escala de las nuevas infraestructuras que se están planificando y construyendo para satisfacer la demanda digital, especialmente la impulsada por la IA. La magnitud de estos proyectos requiere una planificación energética cuidadosa y una inversión considerable en la modernización de las redes.

Presión sobre las redes eléctricas y el medio ambiente

La creciente demanda energética de los centros de datos ejerce una presión considerable sobre las redes eléctricas existentes, muchas de las cuales ya están operando al límite o presentan infraestructuras anticuadas. La concentración de estos centros en determinadas áreas geográficas puede provocar sobrecargas, inestabilidad en el suministro y un aumento en los precios de la electricidad para los consumidores. Además, la dependencia de fuentes de energía menos sostenibles para satisfacer esta demanda creciente genera preocupaciones medioambientales significativas, especialmente en lo que respecta a las emisiones de carbono. La búsqueda de ubicaciones en zonas rurales, aunque pueda aliviar la presión urbana, también plantea interrogantes sobre el impacto ambiental en ecosistemas menos desarrollados.

Infraestructura y regeneración de sitios

La investigación también identifica áreas donde se puede aprovechar la infraestructura existente, como el uso de cables de fibra óptica para facilitar el crecimiento. Asimismo, se han señalado antiguos sitios de minería de criptomonedas que están siendo regenerados para albergar centros de datos impulsados por IA. La estrategia de ubicar estos centros en zonas suburbanas y exurbanas, a menudo a menos de 50 kilómetros de las grandes ciudades, como ha ocurrido en Virginia y ahora en Georgia y Ohio, busca aprovechar la infraestructura y la conectividad existentes. Esta planificación intenta optimizar la ubicación para asegurar el acceso a la energía y la conectividad de red necesarias.

Consecuencias económicas y ambientales

El aumento de la demanda energética y la consiguiente presión sobre las redes eléctricas tienen implicaciones económicas y ambientales de gran alcance. El incremento en el consumo de electricidad se traducirá previsiblemente en un aumento de los costes energéticos, que serán trasladados a los consumidores. Por otro lado, la necesidad de construir y operar centros de datos a gran escala plantea serias preocupaciones sobre la huella de carbono y el impacto ambiental. La dependencia de fuentes de energía que no sean renovables para satisfacer esta demanda podría exacerbar los problemas del cambio climático. Es crucial que la expansión de la infraestructura digital vaya de la mano de un compromiso firme con la sostenibilidad y el uso de energías limpias.

Impacto en el entorno rural

La tendencia a ubicar nuevos centros de datos en zonas rurales, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, podría tener consecuencias negativas para el medio ambiente y el paisaje. La construcción de grandes instalaciones industriales en áreas que tradicionalmente han sido de valor natural o agrícola puede generar destrucción y alterar los ecosistemas locales. El coste de la energía utilizada por estos centros, así como el impacto ambiental asociado, recaerá en última instancia sobre los consumidores y las comunidades locales. La planificación de estos desarrollos debe considerar cuidadosamente el impacto ecológico y social en las áreas afectadas.