- Intel lanzará su nueva arquitectura de CPU de escritorio, Nova Lake, a finales de 2026.
- La compañía prevé recuperar el liderazgo en el mercado de procesadores de sobremesa con esta nueva generación.
- Nova Lake utilizará el avanzado nodo de fabricación 18A de Intel, buscando reducir la dependencia de TSMC y mejorar la rentabilidad.
Intel ha anunciado su ambicioso plan para reconquistar el mercado de procesadores de escritorio con el lanzamiento de su próxima arquitectura, Nova Lake, programado para finales de 2026. La compañía, que ha enfrentado diversos desafíos en los últimos tiempos, confía en que esta nueva generación de CPUs no solo competirá, sino que establecerá un nuevo estándar de liderazgo en el sector. Según John Pitzer, Vicepresidente Corporativo de Planificación Corporativa y Relaciones con Inversores de Intel, la expectativa es clara: "creemos que tendremos una posición de liderazgo en todos los aspectos en el escritorio". Este objetivo se sustenta en la promesa de hasta 52 núcleos, una cifra que duplica la de generaciones anteriores como Arrow Lake.
La clave para materializar estas promesas reside en el nodo de fabricación 18A de Intel, anteriormente conocido por sus ambiciosos objetivos. La compañía planea invertir fuertemente en la producción de chips en este nodo, con el fin de no solo fabricar sus propias CPUs, sino también de volver a ser rentable. A diferencia de las familias de procesadores más recientes, como Arrow Lake y Lunar Lake, que dependen en gran medida de la fundición taiwanesa TSMC, Intel busca con Nova Lake un retorno a la fabricación interna. Si bien Panther Lake, una CPU móvil, marcará el inicio de la transición hacia el 18A, se espera que solo algunas versiones utilicen silicio de Intel, con TSMC aún manejando la mayor parte de la producción. Nova Lake, sin embargo, abarcará tanto portátiles como equipos de escritorio, lo que implicará una demanda significativa de obleas fabricadas en el nodo 18A.
La transición a la fabricación propia con el nodo 18A no solo es una cuestión de control tecnológico, sino también de rentabilidad. Pitzer señala que el paso de Intel 7 a Intel 18A triplicará el valor de los ASPs por oblea en comparación con sus costes, lo que representa una dinámica muy rentable para Intel Foundry. Esto permitiría a Intel recuperar beneficios incluso sin depender en gran medida de clientes externos de fundición para alcanzar el punto de equilibrio a finales de 2027. No obstante, el éxito dependerá de la ejecución interna de Intel, especialmente tras las decepciones con arquitecturas recientes como Meteor Lake y Arrow Lake. El verdadero test llegará con Nova Lake, que deberá demostrar ser al menos competitivo frente a AMD para que Intel pueda revertir su situación actual en el mercado.