• La producción de 'El diablo viste de Prada 2' en Nueva York se ve afectada por la intensa actividad de los 'paparazzi' y fans que capturan imágenes y vídeos del rodaje.
  • Productores veteranos como Emma Tillinger Koskoff señalan que esta situación incrementa los costes de seguridad y puede ser una distracción perjudicial para el rodaje.
  • Se debate la necesidad de implementar leyes en Nueva York, similares a las de California, para proteger a las producciones cinematográficas del acoso y la intrusión de los fotógrafos.

El rodaje de El Diablo Viste de Prada 2 en las calles de Nueva York está atrayendo una atención no deseada por parte de los 'paparazzi' y aficionados, quienes capturan escenas de las protagonistas, Anne Hathaway y Meryl Streep, incluso llegando a grabar diálogos. Esta práctica, aunque no siempre considerada un 'spoiler' grave, representa una distracción y un desafío logístico para las producciones cinematográficas.

Emma Tillinger Koskoff, productora con experiencia en rodajes en la ciudad, advierte que la presencia constante de fotógrafos y fans puede disparar los costes de seguridad, especialmente con actores de renombre. La productora compara la situación con otros rodajes de alto perfil, como Joker, donde la presencia de estrellas como Lady Gaga intensificó la frenética actividad de los 'paparazzi'. Koskoff aboga por la creación de legislación específica en Nueva York que proteja las producciones y la inversión millonaria que estas suponen para la ciudad.

A pesar de las quejas de las producciones, algunos fotógrafos argumentan que su trabajo contribuye a la publicidad temprana de las películas. Sin embargo, muchos cineastas optan por adelantarse compartiendo sus propias imágenes de alta calidad para controlar la primera impresión del público. Nueva York, al ser una ciudad muy transitable y con menos rodajes en estudios que Los Ángeles, presenta un entorno más propicio para la actividad de los 'paparazzi', sumado a la ausencia de leyes anti-acoso específicas. La oficina del alcalde de Nueva York ha declarado estar comprometida a equilibrar las necesidades de los profesionales del cine con los derechos de la prensa protegidos por la Primera Enmienda.