Al arrancar Sword of the Vagrant, lo primero que llama la atención es lo bonito que se ve: fondos detallados, personajes con estilo dibujado a mano, atmósferas que parecen sacadas de una pintura en movimiento. Es lo primero que te atrapa, y que recuerda inevitablemente a los juegos de Vanillaware.

En lo jugable, Sword of the Vagrant es un hack & slash con pinceladas de RPG: combates, mejoras, árbol de habilidades, un mapa algo entre metroidvania… todo eso está ahí. La protagonista, Vivian, empieza con un set de movimientos básico y va aprendiendo combos conforme avanzas, desbloqueas habilidades, mejoras equipo. Eso permite que al principio todo sea bastante plano, pero más adelante se siente que ganas fuerza y habilidades.

Tiene sus problemillas, como que no guarda automáticamente, lo que puede hacerte perder progreso en multitud de ocasiones si no estás perdiente, o su duración, aunque por su precio tampoco podemos pedirle mucho más.

En cuanto a historia y narrativa, cumple: no va a volarte la cabeza, pero tiene sus momentos agradables, con cierta carga dramática y giros, aunque venimos a lo que venimos: pegar palos.

Al final, Sword of the Vagrant es un título recomendable si te gusta el género visualmente llamativo y con combates sencillos pero decentes. No reinventará nada, y tiene claros puntos débiles, pero si eres fan de Vanillaware, para lo que cuesta y lo que ofrece compensa. 

Está diponible para todas las plataformas actuales.