• Empleados de EA han emitido una carta abierta criticando la venta de la compañía por 55.000 millones de dólares a un consorcio de inversores.
  • Temen despidos masivos y que los estudios considerados 'menos rentables' sean desatendidos.
  • Senadores de EE. UU. han expresado preocupación por la posible implicación de Arabia Saudí en la operación y su impacto en la seguridad nacional.

 

Un grupo de empleados de Electronic Arts ha alzado la voz públicamente contra la propuesta de venta de la compañía por 55.000 millones de dólares a un consorcio de inversores, entre los que se encuentran Affinity Partners, Silver Lake y el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí. En una carta abierta publicada en el sitio web del sindicato United Videogame Workers, los trabajadores expresan su temor a que la operación ponga en peligro sus puestos de trabajo y la estabilidad de los estudios que contribuyen a la reputación de EA.

Los empleados, que no se sintieron representados durante las negociaciones de la compra, manifiestan su preocupación por la posibilidad de despidos masivos y por el futuro de aquellos estudios que, a pesar de ser considerados 'menos rentables', son fundamentales para la identidad de la empresa en la industria del videojuego. La carta también hace un llamamiento a los reguladores y a los cargos electos para que examinen detenidamente el acuerdo y garanticen la protección del empleo. Por su parte, la CWA (Communications Workers of America) se prepara para organizar a sus miembros en caso de que la propiedad de la compañía cambie de manos, con el objetivo de salvaguardar los derechos de los empleados de EA.

La operación ha captado la atención de senadores estadounidenses como Richard Blumenthal y Elizabeth Warren, quienes han dirigido una carta al CEO de EA, Andrew Wilson, y al Secretario del Tesoro, Scott Bessent. Sus inquietudes se centran en el riesgo de 'seguridad nacional' que podría suponer la participación del fondo saudí, el cual ha realizado inversiones significativas en diversas empresas del sector del videojuego en los últimos años. Estas inversiones, que incluyen participaciones en Activision Blizzard, Take-Two y Nintendo, son vistas por algunos críticos como una estrategia de 'sportswashing' para mejorar la imagen internacional del país.