Los Simpsons. El capítulo de Mr. Quitanueves. Un equipo de televisión está grabando un documental sobre el bigfoot. Cuando la cámara se acerca, se aprecia perfectamente el disfraz, con el detalle del reloj visible en la muñeca del actor. En inglés, lo avisa con un simple "¡Que te se ve el reloj!". En español, tenemos el mítico "¡Que se te ve el peluco!". Y aunque hoy en día usamos esa palabra para referirnos a un reloj de pulsera, la palabra misma tiene un origen mucho más interesante.

Aunque no está confirmado, el vínculo etimológico más citado señala que, entre los siglos XVIII y XIX, las monedas de oro de ocho escudos —también llamadas “onzas”— fueron acuñadas con la efigie del rey portando una peluca, siguiendo la moda borbónica. Estas monedas populares pasaron a llamarse peluconas por su diseño vistoso. Con el tiempo, “pelucona” pasó a convertirse en un adjetivo para referirse a algo costoso, lujoso u ostentoso. 

Al aparecer, los relojes de bolsillo que lucían un aspecto cuidado (a menudo con cadenas y portaequipamientos elaborados), empezaron a llamarse relojes pelucones, y luego simplemente, significado que hay perdurado hasta nuestros días para referirnos a un reloj de pulsera lujoso u ostentoso.