- Desarrollo de piel artificial "neuromórfica" para robots.
- Transmisión de información mediante picos de actividad neuronal.
- Potencial para mejorar la interacción y el tacto robótico.
Un equipo de investigadores ha logrado crear una piel artificial "neuromórfica" para robots, un avance que podría revolucionar la forma en que las máquinas perciben el mundo. Esta innovadora tecnología imita la estructura y el funcionamiento del sistema nervioso humano para procesar y transmitir información sensorial.
Piel robótica con inteligencia neuronal
La clave de esta nueva piel reside en su capacidad para transmitir información utilizando picos de actividad similares a los que emplean las neuronas. En lugar de enviar datos de forma continua, la piel genera señales eléctricas que imitan la forma en que el cerebro humano procesa estímulos, lo que permite una transmisión de información más eficiente y comparable a la biológica. Este método promete una mayor agilidad en la respuesta robótica.
El sistema se basa en la detección de cambios en la presión y la deformación, que son convertidos en impulsos eléctricos. Estos impulsos, o "picos", son enviados a través de la piel artificial de manera similar a como las neuronas envían señales. La información se procesa en tiempo real, permitiendo que el robot reaccione de forma casi instantánea a los estímulos táctiles, como si tuviera un sentido del tacto.

Aplicaciones y futuro de la robótica táctil
Este avance abre un abanico de posibilidades para el futuro de la robótica. La capacidad de dotar a los robots de un sentido del tacto más sofisticado podría mejorar drásticamente su interacción con entornos complejos y con los seres humanos. Desde robots de asistencia hasta prótesis avanzadas, la piel neuromórfica podría ser un componente esencial. Se espera que esta tecnología mejore la destreza y la seguridad en tareas delicadas.
La piel artificial no solo busca replicar el tacto, sino también la capacidad de aprendizaje y adaptación. Al imitar los mecanismos neuronales, se abre la puerta a que los robots puedan aprender a interpretar mejor las sensaciones y a responder de manera más matizada. Esto es crucial para aplicaciones donde la precisión y la empatía son importantes, como en el cuidado de personas mayores o en la manipulación de objetos frágiles.