- La temporada combina un tono más oscuro y maduro con el espíritu juvenil que siempre ha caracterizado a la serie.
- Los primeros episodios ofrecen acción visceral, nostalgia cuidada y una narrativa más ambiciosa, aunque no libre de tropiezos.
- Aunque algunos elementos se sienten previsibles o demasiado apegados al pasado, la crítica coincide en que es un regreso sólido y emocionalmente satisfactorio.
La quinta temporada de Stranger Things ha llegado con una expectación global difícil de igualar, y las primeras reseñas reunidas —con un Metascore de 71 y un amplio predominio de valoraciones positivas— dibujan un panorama claro: la serie sigue siendo un fenómeno capaz de conectar con espectadores de todas las edades. Incluso tras casi una década de aventuras, misterios y portales interdimensionales, Hawkins mantiene su magnetismo.
Un regreso familiar, pero más sombrío
Muchos críticos coinciden en que la temporada inicia con cierto peso: un primer episodio más denso y cargado de exposición. Pero tras ese arranque, los Duffer recuperan su característico pulso narrativo y elevan la apuesta. El tono se oscurece y el enfoque madura junto a sus protagonistas, que ya no son los niños que conocimos, aunque sus circunstancias —según apuntan varios medios— no hayan cambiado tanto como sus ojos y sus decisiones.
Este contraste entre madurez emocional y nostalgia ochentera es uno de los grandes aciertos señalados: la serie sigue apelando al pasado, pero lo hace desde un punto de vista más reflexivo, casi introspectivo.
Acción monumental y una historia que acelera
Los cuatro primeros episodios han sido descritos como un auténtico torbellino: gore, efectos visuales de nivel cinematográfico y una estructura cuidadosamente diseñada. Algunos críticos incluso recomiendan verlos con calma para “saborearlos”. Se habla de secuencias que rivalizan con grandes producciones de Hollywood y de un ritmo que deja al espectador exhausto… en el mejor sentido.
Vecna regresa como una presencia más amenazante y su confrontación con los héroes toma un giro inesperado, reforzando la idea de que esta temporada no es simplemente un epílogo, sino una expansión de lo que siempre ha sido el corazón de la serie.
Mundos que evolucionan, personajes que cambian
Uno de los elogios más frecuentes se centra en la evolución interna de los personajes: aunque sus vidas no han cambiado radicalmente, su manera de afrontarlas sí. Esto genera giros impredecibles en sus poderes, en su forma de relacionarse y en la dinámica general del grupo. Los fans de la construcción de lore —y de los guiños literarios— encontrarán sorpresas, aunque algunos críticos señalan que el intento de explicar demasiado puede provocar cierta ansiedad narrativa.
Nostalgia, humanidad y un elenco que sigue brillando
Varios medios subrayan los valores que han sostenido a la serie desde el principio: su humanidad y la química del reparto. Incluso quienes critican el exceso de mitología, el estancamiento de algunos personajes o la dependencia de la nostalgia reconocen que los momentos íntimos, emocionales y profundamente humanos siguen ahí, funcionando con una sinceridad que pocas superproducciones logran mantener.
La edad de los actores, señalada como posible obstáculo por algunos, acaba siendo una anécdota frente a la energía que desprende el conjunto. La serie, curiosamente, sigue sintiéndose joven.
Un cierre que se acerca entre dudas y esperanza
Aunque no todas las críticas son entusiastas —algunas hablan de desgaste, de decisiones cuestionables e incluso de una burbuja narrativa cada vez más cerrada—, la mayoría coincide en que estos primeros episodios preparan un final que podría ser memorable. La balanza entre épica, terror y emotividad parece estar mejor medida que en la temporada anterior, y aun con sus imperfecciones, la producción muestra un compromiso claro con cerrar su historia en grande.
En definitiva, esta quinta temporada de Stranger Things emerge como un retorno potente: más oscura, más ambiciosa y, en ocasiones, más íntima. Aunque navega entre la nostalgia y el riesgo, la crítica coincide en que Hawkins vuelve a atraparnos con fuerza. Y si algo dejan claro estas reseñas es que, incluso después de tantos años, la magia del Upside Down sigue viva.