• El nombre de Vampire: The Masquerade - Bloodlines 2 fue un punto de conflicto interno.
  • Se buscó activamente un cambio de título para evitar expectativas erróneas.
  • El juego se concibió como un sucesor espiritual, no una secuela directa.

El exdirector creativo de Vampire: The Masquerade - Bloodlines 2, Dan Pinchbeck de The Chinese Room, ha admitido públicamente que el juego no debería haber conservado su nombre original. Según declaraciones a Cat Burton, Pinchbeck y su equipo intentaron convencer a Paradox de cambiar el título desde el principio, argumentando que no era posible crear una secuela directa del clásico de 2004. La prioridad era comunicar que no se trataba de una continuación fiel de Bloodlines.

El desafío de nombrar Bloodlines 2

Pinchbeck reveló que uno de los objetivos principales al asumir el desarrollo del juego en 2023 era precisamente evitar que se le siguiera llamando Vampire: The Masquerade - Bloodlines 2. "Desde el principio, uno de los productores, entonces en Paradox, con quien todavía soy amigo, intentábamos tener estas sesiones de planificación: '¿cómo conseguimos que no lo llamen Bloodlines 2?'", explicó. La razón principal era la imposibilidad de cumplir con las expectativas generadas por el título original, dada la falta de tiempo y presupuesto. La idea era presentar una propuesta diferente, no una réplica.

En lugar de intentar replicar el original, The Chinese Room se centró en crear una experiencia inspirada en títulos como Dishonored. Paradox, por su parte, ya había indicado en octubre de 2024 que el nuevo juego sería un "sucesor espiritual" y que aspectos del original "no funcionarían hoy en día". Y es que, al jugarlo, se nota claramente que su gameplay está 'downgradeado' con respecto al del Bloodlines original. Y aunque tiene mecánicas roleras, el gameplay de Bloodlines 2 es más ágil.

Pinchbeck coincidió en que el panorama del desarrollo de videojuegos ha cambiado, haciendo imposible lanzar juegos tan ambiciosos y con tantos fallos como los de antaño, que hoy son considerados de culto. Intentar recrear esa magia en el entorno actual se consideraba una estrategia equivocada.

 

Comparación con el Bloodlines original

Pinchbeck describió el lanzamiento de Bloodlines 1 como un periodo en el que se podían publicar juegos muy ambiciosos, llenos de errores pero con una visión emocionante, similar a títulos como Stalker o Shenmue. Sin embargo, señaló que hoy en día ese modelo ya no es viable. "No harías felices a los que amaron Bloodlines 1, y tampoco a los que no lo conocían, porque nunca entenderían Bloodlines 2 y siempre recibirían un juego defectuoso, hecho demasiado rápido y con poco dinero", argumentó. La ambición sin pulir ya no es aceptada por el público.

La conversación también abordó la etapa anterior del desarrollo de Bloodlines 2 bajo la dirección de Hardsuit Labs, con Brian Mitsoda. Aunque el artículo original no entra en detalles sobre el cese de esa colaboración, se menciona que Paradox y Hardsuit Labs "acordaron una visión de lo que iban a hacer, [y] tuvieron problemas para cumplirla". La reestructuración del proyecto buscaba asegurar una entrega viable.

Tras pasárnoslo, la verdad es que somos fans de Bloodlines 2. Bien es cierto que jugablemente no es el 'juggernauth' que es Bloodlines 1, y de hecho se nota el truco de marketing de capitalizar el nombre del original, pero al igual que el Vampire The Masquerade: Swansong de 2022, Bloodlines 2 se toma el lore del mundo de La Mascarada en serio, construye a su alrededor y brinda una experiencia estupenda para los fans y no fans, gracias a la mano maestra de Chinese Room en la narrativa.