• La futura Xbox será un PC con Windows optimizado para TV, permitiendo acceso a tiendas de terceros como Steam y Epic Games.
  • Incluirá toda la biblioteca de juegos de Xbox, desde la original hasta la Series X|S, y juegos de PC de otras plataformas.
  • Se espera que elimine el requisito de suscripción para el multijugador y ofrezca una experiencia premium a un precio competitivo frente a un PC gaming.

 

Microsoft está redefiniendo el concepto de consola con su próxima generación de Xbox, que se perfila como un potente PC con Windows integrado. Esta nueva estrategia busca unificar la experiencia de juego de consola y PC en un solo dispositivo, eliminando las barreras tradicionales entre ambas plataformas. La idea es ofrecer una interfaz optimizada para televisores, similar a la experiencia de consola, pero con la flexibilidad y potencia de un sistema operativo Windows completo.

 

La próxima Xbox permitirá a los jugadores acceder no solo a su biblioteca completa de juegos de Xbox, incluyendo títulos retrocompatibles y los más recientes, sino también a juegos de PC de otras tiendas digitales como Steam, Epic Games Store o Battle.net. Esto significa que títulos como God of War o World of Warcraft, que tradicionalmente no estaban disponibles en Xbox, podrán jugarse en la nueva consola. La colaboración con AMD para el desarrollo de nuevo hardware, junto con la experiencia adquirida con el dispositivo portátil Xbox Ally, sienta las bases para esta ambiciosa propuesta.

 

Uno de los aspectos más destacados de esta evolución es la eliminación del muro de pago para el multijugador. Microsoft planea que la próxima Xbox no requiera suscripción para jugar en línea, lo que la diferenciaría significativamente de otras plataformas y la haría más atractiva para los jugadores. Aunque los detalles sobre el precio aún no son definitivos, se anticipa una experiencia premium que podría ser más asequible que la de un PC gaming de potencia equivalente, gracias a las economías de escala y a la integración del ecosistema Xbox.

 

La estrategia de Microsoft representa un movimiento arriesgado pero con un potencial de recompensa enorme si se ejecuta correctamente. La clave estará en la fluidez de la experiencia, la integración de todas las plataformas y la capacidad de superar los desafíos técnicos inherentes a la convergencia de Windows y una interfaz de consola. El objetivo es ofrecer la mayor cantidad de contenido y juegos disponibles en un único dispositivo, marcando un antes y un después en la historia de las consolas.