- Empresas tecnológicas y de defensa, junto con la industria de las criptomonedas, financian el nuevo salón de baile de 90.000 pies cuadrados en la Casa Blanca.
- El proyecto de 250 millones de dólares de Donald Trump no se financia con fondos públicos, sino a través de donaciones privadas.
- Se observa una mayor alineación entre la industria tecnológica y Trump, posiblemente debido a la menor agresividad en la aplicación de leyes antimonopolio y el enfoque en el desarrollo de IA.
Mientras el gobierno estadounidense se encuentra en un limbo debido al cierre parcial, los terrenos de la Casa Blanca han estado activos esta semana. Los trabajadores han comenzado la demolición del Ala Este, que será reemplazada por un salón de baile de 90.000 pies cuadrados con capacidad para 1.000 invitados. El proyecto de 250 millones de dólares del expresidente Donald Trump se está financiando mediante donaciones privadas, no con fondos públicos.
La Casa Blanca ha publicado una lista de los patrocinadores del proyecto, que incluye a gigantes tecnológicos como Amazon, Apple, Google, Meta y Microsoft, así como a empresas de defensa como Palantir y Lockheed Martin, y proveedores de telecomunicaciones como Comcast y T-Mobile. La industria de las criptomonedas también está representada, con contribuciones de Coinbase, Ripple, Tether America y los gemelos Winklevoss. No está claro el importe exacto de cada donación, pero se sabe que al menos 20 millones de dólares de Google provienen de un acuerdo reciente por la suspensión de la cuenta de Trump en YouTube.
La relación de Silicon Valley con Trump ha experimentado un cambio notable. Mientras que gran parte de la industria tecnológica inicialmente se opuso a Trump en 2016, se ha acercado a él durante su segundo mandato. Meta, por ejemplo, no donó al fondo de la primera inauguración de Trump, pero sí aportó 1 millón de dólares a la segunda. Amazon, que donó 58.000 dólares la primera vez, realizó una donación más sustancial de 1 millón de dólares en esta ocasión. Estas donaciones reflejan una mayor alineación entre Trump y la industria tecnológica, posiblemente influenciada por un enfoque más laxo en la aplicación de leyes antimonopolio en comparación con administraciones anteriores.
Además, Trump ha adoptado un enfoque más agresivo hacia el desarrollo de la inteligencia artificial, lo que representa un beneficio financiero para las empresas que desarrollan esta tecnología. En su plan de acción para la IA, presentado en julio, Trump y su administración delinearon el objetivo de reducir la burocracia y utilizar fondos gubernamentales para apoyar la construcción de centros de datos. Este enfoque pro-IA podría ser otro factor que motive la cooperación de la industria tecnológica con su administración.