• Techland utiliza su motor C-Engine, diseñado a medida, para garantizar un rendimiento óptimo y una alta escalabilidad en la saga Dying Light.
  • El motor permite un control total sobre el desarrollo, facilitando la optimización temprana y la adaptación a diversas plataformas de hardware.
  • La compañía destaca que la optimización es una parte fundamental de su cultura, buscando que la mayor cantidad de jugadores posible disfrute de sus títulos.

Mientras muchos estudios optan por el motor Unreal Engine 5, Techland mantiene su apuesta por el C-Engine para la saga Dying Light. Esta decisión se basa en la necesidad de un control total sobre la tecnología, permitiendo una adaptación específica a las mecánicas del juego. El C-Engine ha demostrado ser capaz de ofrecer un rendimiento excepcional y una alta calidad visual en una amplia gama de hardware, algo que la compañía considera crucial para su experiencia de juego.

El director de la saga, Tymon Smektała, explica que el C-Engine está específicamente diseñado para las necesidades de Dying Light, como el streaming rápido de mundos abiertos de alta fidelidad, sistemas dinámicos de día y noche, e iluminación detallada. Además, el motor se ha perfeccionado para las mecánicas centrales de parkour en primera persona y combate cuerpo a cuerpo. Esta libertad tecnológica permite a Techland iterar y modificar cualquier sistema sin depender de actualizaciones externas o restricciones de licencia, asegurando que el motor se alinee perfectamente con la visión del juego.

La optimización es un pilar fundamental en la filosofía de desarrollo de Techland. La compañía dedica un esfuerzo considerable a asegurar que sus juegos funcionen de manera fluida en una amplia variedad de configuraciones, desde PC de gama alta hasta consolas. Este compromiso con el rendimiento es una parte integral de la cultura de Techland, con el objetivo de hacer que sus mundos inmersivos sean accesibles para el mayor número de jugadores posible. Los resultados son evidentes en títulos como Dying Light: The Beast, que ha sido elogiado por su excelente rendimiento, especialmente en PC, demostrando que la elección de un motor propio puede ser una estrategia exitosa para lograr experiencias de juego pulidas y escalables.