• Los racks de inteligencia artificial podrían consumir hasta 1MW para 2030, 20-30 veces más que los racks convencionales.
  • La refrigeración y la distribución de energía se convierten en prioridades estratégicas, con avances hacia sistemas de alta tensión DC y refrigeración líquida.
  • Aunque los grandes operadores dominarán, existe espacio para la innovación y la agilidad en el sector.

El rápido avance de la inteligencia artificial está redefiniendo la infraestructura de los centros de datos, especialmente en lo que respecta al consumo energético de los racks. Las proyecciones indican que para el año 2030, un rack enfocado en IA podría alcanzar un consumo de 1MW, una cifra que antes se reservaba para instalaciones completas. En contraste, los racks de uso general se espera que alcancen entre 30 y 50kW en el mismo periodo, evidenciando la drástica diferencia en la densidad de cómputo.

Esta demanda energética sin precedentes está impulsando nuevas soluciones en refrigeración y distribución de energía. La refrigeración, antes un componente secundario, ahora es central en la conversación, con un interés creciente en enfoques como la refrigeración líquida. La industria está migrando de sistemas de corriente alterna (AC) de bajo voltaje a corriente continua (DC) de alto voltaje, como +/-400V, para reducir pérdidas de energía y el tamaño de los cables. La refrigeración líquida, que distribuye el fluido a través de placas frías directamente sobre los componentes más calientes, se está volviendo esencial, con investigaciones en microfluídica para una disipación de calor aún más eficiente.

La colaboración entre fabricantes, ingenieros y usuarios finales es clave para abordar estos complejos desafíos de refrigeración. A pesar de la concentración de poder en los grandes operadores (hyperscalers), existe una oportunidad para que operadores más pequeños compitan mediante la agilidad y la innovación. Los cuellos de botella en la producción abren puertas para que otros aporten valor. En definitiva, la gestión del calor y la energía son ahora aspectos fundamentales, no secundarios, para el rendimiento del cómputo y la sostenibilidad de la infraestructura digital global.