• Procesadores de pago ejercen un control sin precedentes sobre el contenido digital, forzando a plataformas como Steam a censurar juegos.
  • La falta de transparencia y los plazos de respuesta cortos obligan a eliminaciones masivas de contenido, afectando a creadores legítimos.
  • Políticos japoneses buscan soluciones para evitar la "censura financiera" y proteger la libertad de expresión en el ámbito digital.

La reciente censura de juegos adultos en Steam, impulsada por las exigencias de los procesadores de pago, ha puesto de manifiesto el inmenso poder que estas entidades privadas ostentan sobre el contenido digital. Un político japonés, Zenko Kurishita, ha alzado la voz para advertir sobre esta situación, comparando su influencia con la de naciones enteras. Esta problemática no es nueva en Japón, donde plataformas como NicoNico, DLsite y Fantia ya han sufrido interrupciones o la retirada de contenido debido a las presiones de Visa y Mastercard, obligando a menudo a eliminar material sensible o a modificar métodos de pago.

Kurishita señala que las demandas de los procesadores de pago son tan vagas que las plataformas se ven forzadas a tomar acciones arbitrarias, eliminando contenido sospechoso sin una justificación clara. Esto deriva en eliminaciones masivas que perjudican tanto a creadores de contenido para adultos como a obras de ficción, como manga, anime y videojuegos, cuyo contenido puede ser malinterpretado. La raíz de esta escalada de restricciones parece estar en las demandas legales contra plataformas como Pornhub, que ha llevado a los procesadores a ser extremadamente cautelosos para evitar asociarse con contenido ilegal.

El político japonés enfatiza que estas medidas, que se asemejan a la censura, son ejecutadas por empresas privadas y no por el Estado, lo que dificulta su contestación pública. Además, las plataformas suelen recibir notificaciones con plazos extremadamente cortos, a menudo de una o dos semanas, para cumplir con las demandas, sin saber exactamente qué contenido específico ha sido el infractor. Esta urgencia fomenta un enfoque de "más vale prevenir que curar", resultando en la eliminación indiscriminada de material. Políticos como Kurishita y Taro Yamada están trabajando activamente para dialogar con los procesadores de pago y buscar soluciones que garanticen mayor transparencia y equidad en la moderación de contenido, evitando así lo que se describe como "censura financiera".